El personaje puede ser individual o colectivo -es decir, cuando la historia se centra en alguno de ellos en algunas partes y, en otras, pasa a ser protagonista otro de ellos. Los personajes que no son protagonistas se llaman actores secundarios. A veces, los secundarios se dividen en ayudantes, si apoyan al protagonista a conseguir su meta, y oponentes, si le impiden que la consiga.
Por otra parte, es bueno que cada uno de ellos tenga una personalidad propia: rasgos de carácter, físicos, más serios, más graciosos,...Todo lo que no sean palabras -elementos no verbales- pueden comunicar, de manera intencionada, tanto como las palabras. La expresión corporal –los gestos y movimientos de los personajes-, el maquillaje, el peinado, la indumentaria, los objetos, el decorado, la iluminación, la música y los sonidos no musicales han de ser muy cuidados si queremos que también digan algo de la situación y de los personajes.
Por ejemplo, en El truco del manco, el Langui es el protagonista minusválido, sus amigos, los ayudantes, y el mafioso que le presta el dinero para montar su sueño (un estudio de grabación) es el oponente.
En este corto, la pinta de aburrido, los tonos fríos o el sonido monótono de la fotocopiadora nos ayudan a imaginarnos a un tipo gris.
No hay comentarios:
Publicar un comentario